¿Qué es un orgasmo?
Me gustaría comenzar siendo muy sincera, y creo que muchos podrán identificarse con esto. La verdad es que cuando iniciamos en el camino de la vida sexual, no tenemos idea de nada. Ni siquiera nos planteamos qué diablos es un orgasmo o cómo se debería sentir. No sabemos si esas pequeñas cosquillitas que sentimos son orgasmos, si nuestra pareja lo está teniendo y nosotros no porque algo se está haciendo mal, o si lo que experimentamos es realmente lo que debería suceder. Como seres humanos, solo podemos abrirnos camino a través de la experiencia propia y con otras personas. Y a medida que avanzamos, descubrimos el placer y nos damos cuenta de qué nos gusta, qué le gusta al otro y cómo debería sentirse. Es un proceso de descubrimiento lleno de preguntas y respuestas.
Fisiológicamente, un orgasmo se entiende como 8 a 12 contracciones cada segundo que ocurren en toda la zona de la pelvis. Estas contracciones aumentan en frecuencia hasta que terminan. Las neuronas descargan energía sincronizadamente y desencadenan un reflejo de “espasmo” en nuestros músculos pélvicos, acompañado de la sensación de placer más intensa.
Hay muchos tipos de orgasmos:
- Vaginales
- Clitorianos
- Anales
- Erección masculina
Sin embargo, debemos dejar a un lado el prejuicio de que solo se alcanza un orgasmo “verdadero” cuando se eyacula, o que las relaciones sexuales se basan únicamente en el coito para llegar al orgasmo. Es cierto que esto es lo más común, pero no es la verdad absoluta. Hay personas que se han dado el permiso de explorar su cuerpo y generar orgasmos estimulando las zonas erógenas. Por ejemplo, cuando los hombres prueban el sexo anal, les resulta más complejo eyacular, pero la sensación de placer es tan grande que no es necesario y pasa a un segundo plano. Además, las mujeres también tenemos la facultad de eyacular, y a esto se le llama squirting, que ocurre por la estimulación de las glándulas uretrales. Sin embargo, esto no es todo, y tampoco tiene por qué ser el final.
Existen tantas partes de nuestro cuerpo que nos generan placer. Y aclaremos esto, por favor: científicamente no existe el punto G, pero sí existen zonas del cuerpo que nos dan más placer que otras. Por ejemplo, cuando tocamos el “monte de Venus” y pasamos a llevar la cabeza del clítoris a través de la piel, experimentamos mucho placer. Para los hombres, también está el saco escrotal y otras zonas erógenas como el cuello y los pezones. A menudo confundimos todo esto con el famoso punto G, y no está mal, pero ¿por qué reducirlo a un solo punto cuando puede haber muchos? Sin embargo, todos somos distintos, por lo que es importante buscar lo que funciona para cada uno.
Actualmente, existe una realidad que afecta en gran medida a las parejas heterosexuales, especialmente a las mujeres. Este problema se llama “brecha orgásmica”. Básicamente, se refiere a la diferencia significativa entre el número de orgasmos que tienen los hombres en sus encuentros sexuales con mujeres y los que tienen ellas. Y sí, amiga, no estás sola en esto. Tanto mujeres como hombres somos capaces de experimentar orgasmos, pero por alguna razón, los hombres siempre tienen mejores resultados. Aquí te presento algunos datos para responder a la pregunta: “¿Con qué frecuencia experimentas orgasmos en tus relaciones sexuales?”
- Siempre: el 33% de las mujeres frente al 75% de los hombres. Es decir, 3 de cada 10 mujeres frente a casi 8 de cada 10 hombres.
- Habitualmente: el 65% de las mujeres frente al 95% de los hombres. Algo más de la mitad de las mujeres frente a prácticamente todos los hombres.
- No siempre: el 75% de las mujeres frente al 28% de los hombres. Casi 8 de cada 10 mujeres frente a menos de 3 de cada 10 hombres.
- Nunca: el 20% de las mujeres frente al 2% de los hombres. Por cada hombre que nunca tiene orgasmos en sus relaciones, hay 10 mujeres en la misma situación.
Sé que muchas personas dirán, o incluso tú misma podrías pensar, que el problema eres tú, que las mujeres somos complicadas, que “nos cuesta más”. Pero la realidad es que estos porcentajes se basan únicamente en parejas heterosexuales.
Entre mujeres que tienen relaciones sexuales con mujeres, el porcentaje de ellas que experimenta orgasmos habitualmente asciende al 86%, y el porcentaje de mujeres que nunca tienen orgasmos desciende al 6%. Esto nos lleva a pensar que entre mujeres es más fácil porque comparten los mismos genitales (en el caso de mujeres cisgénero). Sin embargo, este argumento pierde fuerza si observamos investigaciones sobre hombres que tienen relaciones sexuales con hombres: el porcentaje que suele experimentar orgasmos de forma habitual cae al 89%, frente al 95% en hombres heterosexuales.
En resumen, las mujeres heterosexuales son las que tienen menos orgasmos en sus relaciones sexuales, mientras que los hombres heterosexuales son los que tienen más. Pero esto no se debe a una cuestión de genitales o supuestas complejidades corporales, sino a factores sociales y culturales.
Hoy tenemos tres tareas importantes que hacer por nosotros mismos y por nuestras parejas. Lo primero que vamos a hacer es derribar el mito del coitocentrismo, que nos ha traído tanta mediocridad al sexo. Debemos explicar que la estimulación vaginal no es la que mejor responde a la anatomía y fisiología de las mujeres. De hecho, solo entre el 20% y el 25% de las mujeres llega al orgasmo exclusivamente a través de la penetración vaginal. No debemos olvidar, queridos amigos, que el juego previo nunca debe faltar. Tenemos mucho cuerpo para tocar, besar y conocer.
La segunda tarea es el autoconocimiento. Nadie más tiene idea de lo que te gusta y cómo te gustan las cosas. Solo tú puedes descubrirlo. Este consejo es válido tanto para hombres como para mujeres. Hazte preguntas sobre qué te excita y cómo te gustaría que se aborden las iniciativas sexuales. La habilidad de saber lo que está sucediendo en nuestro cuerpo se llama interocepción, y es muy útil para disfrutar de encuentros placenteros. Conocerte a ti mismo, saber cómo, cuándo y dónde te gusta ser estimulado, y enseñarle esto a tu pareja es realmente maravilloso.
Y esta es la tercera y última tarea, queridos. La comunicación. Para ser sinceros y asertivos la buena comunicación no nacen de la noche a la mañana, se van construyendo y trabajando, pero lo más importante es intentarlo. Pregunta, conversa, pide consentimiento. Incluye el lenguaje no verbal durante un encuentro sexual, como gestos o gemidos, para indicarle a tu pareja que te gusta. Puedes poner su mano donde te gustaría que estuviera y proponer ideas, juguetes sexuales, lubricantes, cambios de postura y decidir juntos cuándo detenerse. Pide y consensua las prácticas que más te gusten. Podemos lograr una sexualidad sana y placentera a través de estos factores. Solo piénsalo y no lo olvides… ¡Mereces placer en este momento!
Continuaremos nuestro camino de aprendizaje sexy en el próximo post.
Bibliografía:
- https://cuidateplus.marca.com/sexualidad/pareja/2022/07/28/brecha-orgasmica-terminar-179949.html
- Serie SexyFi, Netflix. Recomendación
- Damonti, P. (2020). “La brecha orgásmica”. Katakrak Liburuak. Recomendación
0 Comments for “Hablemos del Orgasmo”