Sabía que era riesgoso ir por cuenta propia, pero no podía quedar con las ganas, si nadie quiso acompañarme a mi primera orgía. No quería depender de nadie. Esa era mi noche.
Sí, así como leíste, riesgoso y todo fui completamente solo a mi primera orgía ubicada en el centro de Santiago. No conocía a nadie, ni tampoco había alguien interesado en acompañar mis degustaciones morbosas. Salía a las 18:00 hrs. Del trabajo y la fiesta morbosa comenzaba a las 23:45 de la noche. El tiempo estaba a mi favor y tenía todos los aditivos para la noche. Lo único que faltaba era que llegara la hora para irme de la casa. Estaba demasiado ansioso y nervioso por lo que iba a suceder esa noche. Me intrigaba descubrir cada gusto de cada individuo con el que me cruzaría por aquellos pasillos de la casona. Terminé de guardar mis cosas y mi bolso estaba listo sujetado a mi espalda. Me tomé el viagra antes de salir de casa y así llegar con el efecto alto y candente. Me bajé en Baquedano y caminé un par de cuadras hasta llegar a la puerta de la casona. Maldita sea… ¿Qué estoy haciendo? Mi corazón estaba por estallar y mis manos no paraban de sudar. Temblando, quise sacar un cigarro, pero abrieron la puerta y un chico muy guapo con una sonrisa encantadora, piel morena y un poquito más bajo que yo. Cerró la puerta y la entrada decorada con maniquíes de cuero, cadenas cruzándose por el techo, dildos de todos los tamaños y formas, era un gran spoiler de lo que se venía. Era una casa antigua de esas que tiene como cien habitaciones y me fascinan que sean así de grandes por su interior. El techno sonaba por todos lados y videos pornográficos se exponían en los televisores que rodeaban el bar. Me comentaron que la casa tenía una capacidad para 120 personas y ya habían ingresado cuarenta y nueve antes que yo. Pagué mi entrada me guiaron hacia una habitación en donde nos repasaron las reglas de la noche. Se encontraban tres chicos más en la habitación que quedaron completamente desnudos. Que exquisito es el cuerpo del hombre completamente en cuero y tenerlos frente a ti sin tabúes, ni prejuicios. Uno de ellos me sonrió antes de salir de la habitación. Quise desnudarme, pero no me atreví y me quedé en calzoncillos. Estaba demasiado caliente y no sabía si era por el viagra o porque realmente me gustaba en donde estaba. Ver tantos cuerpos desnudos por los pasillos y la mayoría masturbándose suavemente para disfrutar de cada minuto de la noche. Exquisitos voyeristas. Sinceramente no me molestaba que tocaran mis partes mientras pasaba frente a ellos. La casona tenía muchas habitaciones con temáticas. Un baño grande para los fetichistas de la orina, máquinas de gimnasio, un sling en el centro del patio y habitaciones con más camas. Fui a pedirme el trago y se me acercó un chico a saludarme. Muy simpático y con una bella sonrisa que me provocó inmediatamente ganas de besarlo. Le conté que era mi primera vez y se entusiasmó tanto al sentirse como un “guía” y lo primero que hizo fue llevarme a un cuarto oscuro. Me apegó a la pared y se arrodilló acercando su nariz a mi miembro. Su lengua empezó a humedecer la zona y sus delicados labios empaparon mi pene. Erecto a más no poder me invitó a probar su miembro. Cuando me arrodillo, a mi lado otro chico se une para que probara su sabor dulce-salado, pero su miembro venía con algo extra. Tenía un piercing atravesando la cabeza de su pene. Me dio un morbo más grande al tener un pene perforado en mi boca y cumplir una fantasía que no sabía que existía en mí. Mamando los penes, se acercó un tercero. Tenía un festín de aromas masculinos, precum y sudor en mi boca. El chico me sacó de la habitación y me llevó al gimnasio, me acostó sobre una banca, escupió su mano y se sentó encima de mí introduciéndose mi pene en su culo. Lentamente abriéndose, sintiendo mis venas y como mi pene palpitaba por lo húmedo y apretado que se sentía. Saltó sobre mí un par de veces mirándome a la cara y se volteó a darme la espalda. Las sentadillas no paraban, el chico se comía todo mi pene con su culo y varios chicos más nos tenían rodeados masturbándose por nuestro encuentro. Un tercero colocó su pene en mi cara y comencé a mamarlo, mientras que el otro chico seguía gozando de mí. El tercer chico comenzó a tener finos orgasmos previos, me sujetó la cabeza y eyaculó todo lo que tenía guardado en mi boca. Se calentó tanto que no pudo aguantar más tiempo. Y tenía muy rico sabor. Terminó por darme un beso blanco y desapareció por el pasillo.
El chico guía se estaba cansando y le propuse ir a una habitación con cama. Entramos a la más cercana y estaba lleno de hombres follando por todos lados, un aroma a lechita sabrosa que me calentaba hasta la punta de mi cabello. El chico se abrió para mi arrodillado a lo perrito y con un escupo en su ano, lo penetré suave, pero bien duro al momento de llegar al tope. Seguí dándole rico mientras sudaba sobre su espalda y su ano más se lubricaba. Otro chico se acercó a mi espalda y me susurraba al oído: “Eso… Dele bien rico… Que suene rico ese culito”. Me calentaron sus palabras y comencé a darle más duro. El chico gritaba de placer y yo no aguantaba más las ganas de eyacular. El chico del susurro descendía besándome la espalda, hasta que su lengua humedecía mi culo entero. Metía su lengua dentro de mi ano y se mantuvo jugando un buen rato. Se colocó de pie y deslizaba su miembro por todo el sector húmedo de atrás. “¿Puedo?”, me pregunta. Asentí a su pregunta y lentamente empezó a penetrarme, mientras que el otro chico seguía moviéndose por su cuenta. Estábamos dándonos duro los tres sobre la cama. Que sabrosa explosión de placer estaba sintiendo en ese momento. Estaba en mi mayor éxtasis de la noche, cuando el momento perfecto llega y solo cierras los ojos para gozarlo y degustar los otros sentidos que no sean solamente la visión.
Necesitaba una pausa, me estaba ahogando con el poco aire que tenía y el sudor nos tenía empapados y la boca seca. El chico guía se salió de la cama y tercer chico seguía dándome duro. Quería acabar en mí. Por la excitación lo dejé y terminó llenándome entero de lechita. Sentir el pene palpitar en tu culo es un placer tan satisfactorio. Tomémonos una pausa. Descansemos un poco antes de seguir la noche, porque mi primera vez recién está comenzando.
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