Son las 23:45 estoy aburrido en la cama, quiero fumar y no me queda nada. No tengo sueño, tomo el celular y abro la aplicación. Cierro los ojos un rato y el particular sonido llama mi atención.
-Hola, ¿Qué buscas?
-Hola, busco conversar un rato, y algo para fumar.
-buena, yo ando en la misma, ¿cómo eres?
-45 años, moreno, peludo, grueso, algunos tatuajes y barba. Me apareces cerca.
-si quizás estamos en el mismo edificio. ¿Quieres acompañarme a fumar?
-obvio.
Efectivamente estábamos en el mismo edificio, 3 pisos nos separaban, me puse el pantalón que estaba en el suelo, una sudadera sin mangas azul, zapatillas, me lavé la cara y los dientes y partí. Mientras subía al ascensor iba pensando que no le pregunte ni su edad ni como era, ni qué hacía, dándole vuelta a estos pensamientos llegue a la puerta. “Aún puedo devolverme pensé”, pero mi mano se acerco al timbre y lo hizo sonar. La puerta se abrió y una voz me dijo pasa. Entre y lo vi, un chico bello, un poco más alto que yo, y mucho más joven que yo, blanco, pelo ondulado, vestía un pantalón de pijama que insinuaba la redondez de sus glúteos, y una polera que dejaba ver los tatuajes de su antebrazo. Por un momento me quede helado, absorto, mirando sus labios, hasta que me tiro para cerrar la puerta.
-Disculpa, pero se me escapa el gato. Pasa y toma asiento.
Me senté en el sillón y comencé a mirar mi alrededor, en la tv un video de música electrónica, una switch, juegos, unos libros, en eso estaba hasta que su mano se alargó ofreciéndome fumar.
-Quieres?, jajaja si a eso venías.
Le recibo, doy una fumada y me viene esa tos infernal. El chico me mira, sonríe y me trae agua.
-Estas seguro que fumas? –
Le respondo que sí, que es algo que a veces me pasa. El chico se vuelve a reír, vuelvo a mirar sus labios y un escalofrió recorre mis piernas. Seguimos fumando y conversando, ya me siento relajado y feliz. El vecino me cuenta su vida, lo que hace, lo que le gusta, yo solo quiero tocarlo y besarlo, es que el fumar me pone caliente. Pongo mi mano en su cabeza, comienzo a acariciar su cabello, el chico me mira y lo beso. Es un beso rápido, intenso, nuestras lenguas se unen, se abrazan, mi mano izquierda sostiene su cabeza, mientras que la derecha se mete bajo su polera, mientras lo sigo besando le aprieto un pezón, un leve gemido brota de su garganta y un pequeño empujón me devuelve a la realidad.
Le pido perdón por si lo incomode con mi efusividad, él solo se ríe y fuma nuevamente.
-no pensé que fueras a besarme-
-en serio?, desde que llegue sólo he pensado en hacerlo.
-entonces bésame-
Aún no terminaba la frase y yo estaba encima de él, jale un poco su cabello, y mi boca se fue contra su cuello, mis dientes y mi lengua jugaban en él, mientras los gemidos del chico iban en aumento, mis manos le sacaron la polera y mi lengua comenzó a recorrer su pecho hasta llegar a su pezón, mis dientes lo apresaron y sentí su corazón palpitar veloz, mire su cara, estaba roja de deseo. Me pare frente a él y con mi mano acerque su rostro a mi entrepierna, él comenzó a restregar la cara lentamente, oliendo, gimiendo, hasta que en un momento sus manos bajaron el pantalón y mi boxer dejando libre mi miembro, que fue atrapado por su boca. Suspire y comencé a gemir, su lengua recorría mi pene, desde la base hasta la punta, luego sus labios se cerraban sobre la base, subiendo y bajando, estaba extasiado, caliente, tome su cara con mis manos y comencé a follarle la boca. Mi miembro palpitaba, crecía en su boca, quería explotar cuando él se detuvo. Se paro, me tomo de la mano y me llevo a su pieza. Se quito los pantalones y lo abrace, mis manos comenzaron a recorrer su pecho mientras besaba su nuca lentamente fui bajando por su espalda hasta llegar a sus glúteos, suavemente lo empuje para que se inclinara sobre la cama, era una visión ver su trasero, blanco con poco bello, suave y redondo, le di una palmada y él gimió, su nalga se puso colorada, volví a golpearla y el volvió a gemir, él estaba expectante, esperando una nueva palmada, pero en cambio, abrí sus glúteos y pase la lengua por su agujero, lentamente comencé a subir la intensidad, los gemidos volvieron, su agujero se dilataba con mi lengua, no quería parar, amo lamer culito, y hace tiempo que no encontraba uno tan rico. Lo perforaba con mi lengua, mientras mi barba lo rozaba, mi vecino gemía y movía su cadera, mi mano masturbaba su pene que ya estaba babeando precum. Mi miembro estaba grande y grueso, palpitaba con la calentura, estaba listo, quería estar dentro de él. Lo empuje a la cama, lo voltee, y puse sus piernas en mis hombros, quería penetrarlo en esa posición viendo su cara. Acerque mi glande a su agujero y comencé a empujar lentamente, ambos gemimos cuando la cabeza entro, espere un momento y seguí empujando hasta que todo estuvo en su interior, su cara se lleno de placer, mientras bombeaba su trasero.
-oh si Daddy!, soy tuyo, penétrame – repetía el chico sin parar mientras mi pene se hundía en su cavidad, lo exploraba y lo abría. Sus gemidos se intensificaron, su espalda se arqueaba, y de repente con un grito, su miembro comenzó a eyacular, la leche comenzó a salir por montones mientras su agujero presionaba mi pene, apretándolo con cada chorro de leche que votaba. Cuando terminó, saque mi miembro de su agujero para acabar, el primer chorro llego a su cuello, el segundo a su estomago y el tercero en su pene. Me acerque a besarlo, estaba agotado, nos quedamos abrazados un rato, no quería irme, pero tenía que volver a mi departamento, me estaba dando sueño y no quería molestarlo con mis ronquidos.
Lentamente tome mi ropa y me vestí, me despedí con un beso del vecino y Sali de su departamento, llegue al mío y me acosté. Estaba por quedarme dormido cuando recordé que no sabía ni su edad ni su nombre. “Al menos vivimos en el mismo edificio y tengo la conversación de la aplicación” pensé, antes de caer rendido.
Awrwooofwooof. Que rica esta historia. A más de alguno nos ha pasado algo similar. Awrwoooof. Voy al baño y vuelvo… Awrwooof